Por Antonio Golmar
Pocos actores cuentan con un currículum como el de Mark Wahlberg, quien hace unos meses contaba en un programa de la televisión británica que su primer coche le salió gratis porque lo había robado, aunque luego, desde la cárcel, lamentaba no haber seguido los pasos de sus hermanos, los New Kids on the Block.
Nadie que viese a Mark Walhberg por primera vez ahora, con su raya a un lado engominada, su cara de no haber roto un plato en su vida y sus maneras tranquilas y educadas, sólo perturbadas por alguna palabra malsonante, podría imaginar ese pasado propio de alguna canción de Lou Reed.