Por Clara Jiménez Cruz
Ayer por la noche, después de ver Si la cosa funciona, empecé a darle vueltas a los tópicos de los que habla Boris Yellnikoff y que como él muy bien dice, en ocasiones son lo más acertado para describir un hecho.
Y así pasa con «Ya no se hacen películas como estas» cuado hablamos del cine de la Nouvelle Vague. Existen sin duda cosas similares (buena muestra de ello es Si la cosa funciona) pero sólo son afines, no equiparables. Toda esta palabrería sobre la Nouvelle Vague tiene su razón de ser en el hecho de que el otro día tuve la suerte de volver a ver Al final de la escapada, de Jean – Luc Godard, en pantalla grande gracias a una de las reposiciones del Pequeño Cine Estudio. Y es que, después de ver películas como esta, o tener la oportunidad de recuperar lo mejor de Michelangelo Antonioni gracias al Cine Doré de la Filmoteca Española por sólo 2’5€ no puedo evitar preguntarme por qué extraña razón nos empeñamos en ir al cine al precio al que está a ver algunas de las cosas que se proyectan hoy en día en las pantallas.