Archivo del Autor: Clara Jiménez Cruz

El retrato de Dorian Gray

Por Clara Jiménez Cruz

La última superproducción anglosajona nos llega de la mano de Oliver Parker y está basada la única novela que dejó escrita el irlandés Oscar Wilde. Y aunque por lo que parece Parker es un veterano en esto de las adaptaciones literarias a la gran pantalla (incluso del propio Wilde, con La importancia de llamarse Ernesto) esta vez el resultado es claramente mejorable en una película de la que yo sólo salvaría a Colin Firth (que curiosamente ya estaba presente en La importancia de llamarse Ernesto, ¡qué cosas!).

Resulta este un film que se queda corto de todo: de historia (puesto que es una adaptación poco fiel a la orginal); de interpretaciones (porque Ben Barnes nos podía convencer como Príncipe Caspian en Las Crónicas de Narnia, pero su anodino Dorian Gray no nos lleva más allá del bostezo); y de aspecto (porque inevitablemente esperas un Londres victoriano que apenas ves). En conclusión, su prespuesto de 15 millones de euros parece que también se les ha quedado corto para suplir estas faltas.
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Robin Hood… podía no haberse puesto la capucha

Por Clara Jiménez Cruz

Robin Hood, la última superproducción del Ridley Scott que abrió el Festival de Cannes, aunque fuera de concurso, y que se estrenó en el resto del mundo hace dos semanas deja, en mi opinión, mucho que desear. Presenta la historia de como Robin Longstride llegó a ser Robin Hood por medio de una trama en exceso compleja a lo largo de la cual, Robin Hood, el arquero incomparable, dispara…4 tristes flechas.
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It’s a Wonderful Afterlife: el espíritu de Bollywood en el Reino Unido

Por Clara Jiménez Cruz

Si sus anteriores películas la directora anglo-hindú Gurinder Chadha (Quiero ser como Beckham) nos dejó buen sabor de boca, su nueva obra nos dejará…muchos sabores. En It’s a Wonderful Afterlife, película que aun no tiene ni título ni fecha de estreno en España, se nos presenta, en un género a caballo entre la comedia y el terror a una madre desesperada porque no consigue casar a su hija por sus supuestos problemas de peso y no puede morirse sin haberlo hecho.

Después de ser rechazada por múltiples familias y pretendientes, Roopie (Goldy Notay) sigue su vida encargándose de un centro de acogida mientras que misteriosamente en el barrio hindú de Londres en el que vive se cometen varios asesinatos de la mano de un experto cocinero que mata a base de Curry extrapicante, pan de naan y brochetas de pollo sin que la policía sea capaz de darle caza. En esta ardua tarea policial pasa a formar parte del equipo por sus conocimientos de la cultura el personaje de Sendhil Ramamurthy, un atractivo detective que a lo largo de su investigación volverá a econtrarse con Roopie, amiga de la infancia. Se cierra el cículo porque el asesino de las especias no puede ser otro que la madre de Roopie, a la que visitan los fantasmas de sus víctimas que al haber sido asesinados no pueden reencarnarse según dicta el hinduísmo. Con este plantel sumado a una amiga inglesa (Sally Hawkins) transformada después de un viaje a la India y algunos personajes más Gurinder Chadha tiene lista su paleta para deleitarnos.
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Cinco minutos de gloria o una vida de arrepentimiento

Por Clara Jiménez Cruz

Después de grandes películas sobre conflictos en su país de origen, Oliver Hirschbiegel se atreve ahora a explorar y a ahondar en las consecuencias aun latentes del conflicto de Irlanda del Norte por medio de las interpretaciones de Liam Neeson y James Nesbitt en Cinco Minutos de Gloria.

La película abre con un flasback a 1975, cuando un jóven de 16 años (al que como adulto da vida Liam Neeson) que quiere entrar a formar parte de las Fuerzas Voluntarias del Ulster se ve obligado a cometer un asesinato con el que cargará el resto de su vida. Mientras éste se prepará, en el número 37 de una calle de la localidad norirlandesa de Lurgan, un niño intenta batir su propio récord rebotando una pelota  contra la pared: una pelota que termina marcando la cuenta atrás a la muerte de su propio hermano, de la que él será testigo. El personaje de James Nesbitt crecerá acarreándo el peso de la culpa en una familia destruida por el asesinato en la que su propia madre le hace responsable del mismo. En una supuesta Irlanda de paz, un programa televisivo reúne a ambos personajes con el fin de que se conozcan y sirvan de ejemplo al resto del pueblo Irlandés: como símbolo de que se pueden cerrar las heridas. Sin embargo, este programa de televisión significa cosas muy diferentes para los implicados.
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Desde Londres…con Hook

Por Clara Jiménez Cruz

Escribiendo desde Londres es difícil no hacer referencia a alguna de las películas cuya acción sucede en esta ciudad que tiene algo de intemporal y de universal, que está en Inglaterra, pero podría estar en cualquier otro sitio, que, como Nunca Jamás, puede existir, pero también podría no hacerlo. Y más inevitable es si se escribe después de un paseo por Hyde Park y una visita a la escondida pero siempre a la espera, escultura a Peter Pan.

En la historia de la que hablamos hoy, Hook: el capitán Garfio, Peter Pan encontró a Wendy en Londres y la condujo al lado de los niños perdidos en Nunca Jamás, pero ella decidió que era hora de crecer y afrontar el hecho de que algún día, tendría que convertirse en una adulta. El amor que Peter sentía por ella le hizo, años después, cuando Wendy ya era madre, volver a Londres a verla, y, finalmente, quedarse allí al enamorarse de su hija Moira. Pasaron los años y Peter creció hasta convertirse en un afamado hombre de negocios  y…olvidarse de Nunca Jamás, de los niños perdidos y de su archienemigo el capitán Hook.
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MicMacs: recuperar Amélie con un grito antibelicista

Por Clara Jiménez Cruz

Si bien Largo Domingo de Noviazgo no nos dejó el dulce sabor de boca que sí logró Amélie, quizás sea MicMacs, la tercera película de ‘este tipo’ desde que Jean-Pierre Jeunet saltará al estrellato (antes ya dirigía, pero cosas como Alien: Resurrection ¡Alucina Vecina!), la que nos devuelva el sabor de enanos de jardín que mandan postales, la curiosidad del número de personas haciendo el amor en este mismo instante en París o esos pequeños placeres de la vida como hacer saltar una piedra sobre la superficie del río o meter la mano en cinco kilos de lentejas.

Sea como fuera MicMacs, que se presentó en el Festival de Toronto el año pasado, ya ha sido estrenada en el Reino Unido y yo he tenido la oportunidad de verla mucho antes de que llegue a las pantallas españolas, teniendo en cuenta que aun no tiene fecha de estreno en nuestro país.  Y para mí, fan donde las haya de Amélie, no especialmente amante de los amores de Mathilde y Manech en Largo Domingo de Noviazgo, los planes de esta curiosa ‘familia’ de chatarreros para destruir las dos mayores fábricas de armas de Francia me parecen sublimes. ¿Y por qué?
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Los Razzies: 10 años de trabajo resumidos en una frambuesa

Por Clara Jiménez Cruz

Estamos ya en febrero e inevitablemente ha llegado la temporada de hablar de premios, pero yo este año he decidido prescindir de las candidaturas a los Goya, que ya comentamos en su día en el programa, y de los Oscars,  ya que estoy segura que mis compañeros hablarán de ellos en el programa de este fin de semana y harán la habitual porra que luego nunca nadie gana y hace que todos nos quedemos sin la prometida cena. Yo, este año, voy a hablaros de los Razzies.

Los Razzies son los premios que entrega la  Golden Raspberry Award Foundation (que viene a ser algo así como la Fundación de Premios de la Frambuesa Dorada) a las peores películas, actuaciones, guiones y direcciones del año; lo cual los convierte en unos premios muchas veces más interesantes que los Oscars, porque al menos nos arrancan una carcajada recordando algunos de los estrenos. Además, este año vienen por partida doble, ya que al ser la trigésima edión de los mismos no sólo van a premiar lo pero del año, ¡sino también lo peor de la década! Pero vamos por partes…
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Encuentros en el fin del mundo (2007)

Por Clara Jiménez Cruz

Cuando en Madrid nieva, la ciudad se colapsa. Después de una tarde- noche de ciudad fantasma: nadie en la calle, todo muerto, todos en casa mirando como los copos lentamente caen bajo las farolas; esta mañana Madrid ha despertado de su letargo de domingo renqueante, como si los ciudadanos no pudieran creer que la ciudad iba a volver a funcionar, poniendo en movimiento sus engranajes congelados.

Cuando en Madrid nieva yo me pregunto en lo que sería que nevase todo el invierno. ¿Cómo cambiaría la ciudad? ¿La forma de movernos por ella? ¿Cómo cambiaría la forma de relacionarnos a causa de la nieve? ¿Somos capaces de imaginar una vida en la nieve? ¿Seríamos capaces de soportarlo?

Hay ciertas películas que te dan una idea general (en este caso extrema) de lo que es vivir en la nieve. Aunque esta semana hablábamos de Werner Herzog por Teniente Corrupto, hoy quiero hablar de él por un film radicalmente distinto: Encuentros en el fin del mundo.
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Lo que hubiesemos dado por vivir el autocine…

Por Clara Jiménez Cruz

Con la cantidad de películas para adolescentes (por mucho que algunas madres también las sigan) que nos están llegando en los últimos meses, desde High School Musical a la saga de Crepúsculo, es inevitable la comparación con los teenpics que en los 50 llenaron los autocines de Estados Unidos y dieron alas a una clase social hasta el momento invisible: los adolescentes.

Por razones que no vienen al caso últimamente he estado viendo muchas de estas películas de ínfimo presupuesto ( e igual de ínfimo argumento) que nada tienen que ver con las grandes superproducciones dedicadas a los jóvenes y que hoy en día ocupan gran parte de la cartelera. Merece la pena recuperar, aunque sólo sea para ver la diferencia, películas como Beach Party y su secuela Muscle Beach Party o I was a teenage werewolf; en las que, a base de tres ingredientes: música, ídolos juveniles y la adolescencia como máxima; se recrean lugares paradisiacos apartados de los adultos en los que los adolescentes son capaces de vivir y sentir aquello que buscan, sintiéndose parte de algo por el mero hecho de ser adolescentes.
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The White Ribbon o la retorcida pero magnífica mente de Haneke

Por Clara Jiménez Cruz

Aunque desgraciadamente la película de Michael Haneke que ganó la Palma de Oro en Cannes no llegará a España hasta enero de 2010 yo he tenido la oportunidad de verla este fin de semana en la ciudad natal de Robin Hood en la que me encuentro, y de ella os voy a hablar.

La voz de un anciano nos cuenta, poco a poco, la historia de un pequeño pueblo del norte de Alemania en 1913. Un pueblo en el que, antes del estallido de la guerra, una serie de hechos extraños tienen lugar sin que se pueda encontrar un responsable para los mismos. El médico cae de su caballo y es gravemente herido al tropezar con un misterioso hilo de metal que más tarde la investigación policial es incapaz de encontrar; el hijo del barón es apaleado y colgado bocabajo en un pajar sin que se pueda encontrar responsable ni motivo; un niño con síndrome de Down es también apaleado y dejado prácticamente ciego en medio del bosque.
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