Desde Londres…con Hook

Por Clara Jiménez Cruz

Escribiendo desde Londres es difícil no hacer referencia a alguna de las películas cuya acción sucede en esta ciudad que tiene algo de intemporal y de universal, que está en Inglaterra, pero podría estar en cualquier otro sitio, que, como Nunca Jamás, puede existir, pero también podría no hacerlo. Y más inevitable es si se escribe después de un paseo por Hyde Park y una visita a la escondida pero siempre a la espera, escultura a Peter Pan.

En la historia de la que hablamos hoy, Hook: el capitán Garfio, Peter Pan encontró a Wendy en Londres y la condujo al lado de los niños perdidos en Nunca Jamás, pero ella decidió que era hora de crecer y afrontar el hecho de que algún día, tendría que convertirse en una adulta. El amor que Peter sentía por ella le hizo, años después, cuando Wendy ya era madre, volver a Londres a verla, y, finalmente, quedarse allí al enamorarse de su hija Moira. Pasaron los años y Peter creció hasta convertirse en un afamado hombre de negocios  y…olvidarse de Nunca Jamás, de los niños perdidos y de su archienemigo el capitán Hook.

Sin embargo, Hook no se ha olvidado de él y en una noche londinense en la que Peter, Moira y la ahora abuelita Wendy están en una recepción, Hook raptará a los hijos de Peter Pan y se los llevará a Nunca Jamás para que Peter vaya a rescatarlos y él pueda por fin  vengarse. Pero para alguien que no se acuerda de Nunca Jamás, ni de lo que es ser un niño, para alguien que no puede volar, no es tan fácil encontrar el camino siguiendo la segunda estrella a la derecha, y necesitará de la ayuda de Campanilla para lograrlo.

Hablamos, como no, de Hook: el capitán Garfio, una película de Steven Spielberg de 1991 que, además cuenta con caras tan conocidas como la de Dustin Hoffman en el papel de Hook, una Julia Roberts Campanilla y un Peter Pan inigualable al que da vida Robin Williams. Pero ante todo es una película que nos ayuda a volver a la infancia, a aprender a volar, a jugar y a ver la vida más fácil y más divertida, y ante todo, más feliz. Saber sentirse niño de nuevo es algo que nadie debe olvidar. ¿Cómo si no podíamos darnos los mayores festines del mundo ante platos vacíos?

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