Este fin de semana Clint ha estrenado película, y eso es siempre una extraordinaria noticia para los cinéfilos, aun a pesar de lo irregular que es Invictus (eso sí, irregular y todo, está bastante por encima de la media de lo que nos llega a las pantallas de manera habitual). Pero esta vez cuenta con un aliciente especial, pues coincide con la aparición de la biografía de Patrick McGilligan, que estos días publica Lumen, y que no deja en demasiado buen lugar al Eastwood persona.
Si uno mira cómo ha ido evolucionando la imagen pública de Clint no puede hacer otra cosa que maravillarse. Si hace treinta años todos los que le señalaban como enseña fascistoide vieran cómo es recibido ahora como una de las voces que, desde el conservadurismo, es capaz de lanzar miradas críticas sobre, incluso, lo más señalado de la mitología nacional (ahí está su desmontaje de la maniobra patriótica de la famosa foto de Iwo Jima en Banderas de nuestros padres), no habrían dado crédito. De hecho, lo más repetido es que es conservador en lo político, pero liberal en lo social e individual. Porque el individuo, no lo olvidemos, es siempre la línea central de su filmografía, llena de héroes y antihéroes que no siempre son, precisamente, lo más recomendable como personas.
McGilligan le hace, realmente, un traje a Eastwood: machista, manipulador, calculador, tacaño, incluso menciona que hay voces que afirman que se benefició económicamente durante el período en que fue alcalde del pueblo de Carmel. Algo bastante alejado de la imagen que de él se tiene, y que según el biógrafo no autorizado (Eastwood intentó, sin éxito, detener la publicación del libro), se debe a que el director de Sin perdón es uno de los hombres más poderosos de Hollywood y claro, no hay quien le tosa.
Sin embargo, como en tantas otras ocasiones, uno sólo puede evitar preguntarse: bueno, y si Eastwood es así, ¿qué pasa? Personalmente, no le admiro como persona… es más: no tengo opinión de él como individuo, y si me apuran, puede parecerme fatal mucho de lo que dice en el libro que ha hecho. Si es así, mal, muy mal para Eastwood. Pero, ¿eso quita un ápice de la perfección de tantas de sus obras? ¿Rebaja la calidad de obra maestra que tiene una película como Million Dollar Baby? Claro que no, pero en tiempos en los que a veces parece que los premios se dan más por lo (supuestamente) buenos tipos que son los creadores, que por su verdadera calidad, comprobar que Clint, como tantos de sus personajes, es humano, demasiado humano, y que incluso tiene una trastienda poco presentable, me hace no colocarlo entre los mediocres que se permiten pontificar sobre quién es bueno y quién no. Ahora entiendo por qué es de los pocos que logran retratar el contradictorio, terrible, e incluso a veces maravilloso, hecho de ser hombre.
Pues a mí me encantó y tuve el corazón en un puño todala peli… y por supuesto lloré un montón!! Salí muy satisfecha vamos!!!
Película «amable» pero con falta de intensidad… A Clint se le puede pedir más…