En el último programa me quedé con ganas de hablar un poco más sobre Amerrika, opera prima de la cineasta palestino-americana Cherien Dabis, estrenada el pasado viernes 15 de enero.
Amerrika narra la historia de Muna, una mujer que malvive con su hijo en Cisjordania. Trabaja de sol a sol y tiene que soportar cada día atascos interminables y humillaciones inhumanas en los puntos de control.
Aunque le conceden un permiso de trabajo y residencia en EEUU, Muna se resiste a dejar su casa. Sin embargo, tras un episodio violento en el que su hijo Fadi se ve implicado, Muna decide alejarlo de los peligros de Palestina.
Madre e hijo viajan a una pequeña ciudad de Illinois, donde la hermana de Muna lleva quince años instalada junto a su marido y sus hijas. Allí tendrán que esforzarse por encajar en una nueva cultura sin perder la propia, enfrentándose a un entorno que, tras la invasión de Irak, mira con desconfianza a todo Oriente Medio.
Mientras que Muna se muestra fuerte y esperanzada a pesar de la adversidad, su hijo Fadi, al ser víctima de la xenofobia de sus compañeros, se “contagia” en gran media del odio que encuentra a su paso. La hermana de Muna es un personaje para el que ese rechazo no es nuevo y su actitud de vencida contrasta con la energía de la recién llegada.
Amerrika refleja una historia que viven y conocen bien muchos inmigrantes. Además de lidiar con la nostalgia del hogar, tienen que sacar fuerzas para tratar de encajar en un país donde hay gente que no los quiere o que incluso les tiene miedo. La cineasta ha basado gran parte del filme en su experiencia personal.
Sus padres emigraron a EEUU antes de que ella naciera pero cada año volvían a Jordania. Dabis explica “no era suficientemente americana para los americanos ni suficientemente árabe para los árabes. Mi propio deseo de encontrar un lugar al que llamar hogar siempre formó una parte importante de mi identidad”. Esta sensación se agudizó durante su adolescencia cuando, durante la primera Guerra del Golfo, su familia comenzó a recibir amenazas de muerte y su hermana de 16 años fue investigada porque se rumoreaba que quería matar al presidente. Además, su padre, un médico reconocido, no pudo impedir que sus pacientes dejaran de visitarle. Este último episodio se recoge en la película y es el marido de la hermana de Muna el que ve impotente como la Guerra de Irak se lleva por delante su consulta.
La directora señala que tras analizar a conciencia las películas de Hollywood observó que los árabes siempre eran retratados como terroristas. Que ninguna mostraba su lado humano. Fue ésta la razón que la llevó a escribir la historia de unos personajes que luchan para sobrevivir y que tratan de lidiar con la paranoia que existe en torno a todo lo relacionado con el mundo árabe.
Cherien Davis consigue un relato autentico, realista e íntimo que se potencia con su brillante dirección y un reparto muy acertado. Nisreen Faour, la actriz palestina que interpreta a Muna, me gustó especialmente. Faour retrata a la perfección a esa madre ingenua y entrañable, que en ningún momento pierde la esperanza.
Muy recomendable.