Encuentros en el fin del mundo (2007)

Por Clara Jiménez Cruz

Cuando en Madrid nieva, la ciudad se colapsa. Después de una tarde- noche de ciudad fantasma: nadie en la calle, todo muerto, todos en casa mirando como los copos lentamente caen bajo las farolas; esta mañana Madrid ha despertado de su letargo de domingo renqueante, como si los ciudadanos no pudieran creer que la ciudad iba a volver a funcionar, poniendo en movimiento sus engranajes congelados.

Cuando en Madrid nieva yo me pregunto en lo que sería que nevase todo el invierno. ¿Cómo cambiaría la ciudad? ¿La forma de movernos por ella? ¿Cómo cambiaría la forma de relacionarnos a causa de la nieve? ¿Somos capaces de imaginar una vida en la nieve? ¿Seríamos capaces de soportarlo?

Hay ciertas películas que te dan una idea general (en este caso extrema) de lo que es vivir en la nieve. Aunque esta semana hablábamos de Werner Herzog por Teniente Corrupto, hoy quiero hablar de él por un film radicalmente distinto: Encuentros en el fin del mundo.

En este documental el director alemán viaja a la estación de McMurdo en la Antártida con el fin de explorar no sólo la abrumante naturaleza blanca del invierno austral, si no también la curiosa sociedad que allí se ha constituido, en la que los físicos y biólogos ejercen además de fontaneros y cocineros, y en la que la formas de pensar y plantearse el mundo, simplemente, cambian. Dicho cambio quizás esté influenciado por el paisaje: por la fina y cegadora línea blanca que constituye el horizonte o por los abismos que se descubren al sumergirse bajo el hielo.

El poema visual que Herzog crea a partir de las vidas de los habitantes del continente helado es un viaje por mentes enfocadas a la supervivencia en la nieve. Quizás si uno de nosotros, a los que tanto nos desubica la nieve, tuviese que vivir allí, acabaríamos como algunos pingüinos que comienzan a andar hacia el centro del continente, una muerte segura, y que, aunque intentes impedírselo, seguirán haciéndolo.  

Una respuesta a “Encuentros en el fin del mundo (2007)

  1. Miguel A. Delgado

    Lo que hace Herzog en sus documentales es realmente increíble… éste que comentas y «Grizzly Man» son simplemente imprescindibles.

    Un beso, guapa!

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