Silvias de película

Bárbara Goenaga, en "El regalo de Silvia"Por Silvia García Jerez

Hoy, que me toca publicar post, debería hablar de alguien a quien todos conocimos a lo largo de su enorme trayectoria profesional en la pantalla, alguien que nos dejó ayer y que el cine español y esperemos que mundial, llora con total merecimiento. Pero resulta que hoy es 3 de noviembre y es mi santo. Así que dejaré a Don José Luis para otra publicación en la que le haga su correspondiente homenaje. Si en estos días lo va a obtener Edgar Allan Poe en su tiera natal, el señor López Vázquez puede tenerlo sólo unas semanas más tarde.

Sí, el 3 de noviembre, si lo consultáis, es Santa Silvia. Bueno, yo de santa tengo lo justito para ir tirando, e imagino que las actrices Silvia Munt o Silvia Tortosa tampoco se encuadrarían a sí mismas en ese retrato. Sin embargo sí tenemos unas películas con nuestro nombre en el título que, quien ha visto, no olvida. A lo mejor porque son pocas las cintas con el nombre de Silvia en su título, o igual, como es mi caso, porque no soporté ninguna de las dos.

«El regalo de Silvia» era un intento fallido de emular a la gran «Mi vida sin mí», contando la historia de una chica que iba a morirse y dejaba grabaciones de vídeo a sus familiares con lo que sentía y quería que supieran. Una buena idea que se quemaba al poco de empezar la cinta, porque Dionisio Pérez no es Isabel Coixet y porque ya habíamos visto una con el mismo tema y mejor hecha pocos meses antes. Pilar López de Ayala, en "En la ciudad de Sylvia"

Unos años más tarde un director de cine muy reconocido y tan extraño como pedante estrenaba «En la ciudad de Sylvia». Era José Luis Guerín, alguien que ya me aterrorizó con «Tren de sombras» y no porque la película fuera de miedo, y con esa volvió a aburrirme soberanamente. Yo, lo primero que le pido a una cinta es que la entienda. Y si yo aquí he ensalzado al cine español porque creo que con la calidad que tiene, se puede y se debe aplaudir… si se lo conoce, si no, no… considero también que cuando hay que atacarlo, se le debe atacar. Y en este caso, se debe. Porque el cine está para entretener y dudo mucho que los pensamientos de alguien sean entretenidos para el público. Ni siquiera, admitámoslo, a veces son entretenidos para el que los tiene, como para compartirlos con los demás y hasta pedirles que paguen dinero por escucharte. Ni por asomo. Por eso no la entiendo, no logro comprender por qué se hace una película semejante, pues el señor Guerin filmó todo un proceso de persecución a una chica a la que luego ni le decía palabra. Una pérdida de tiempo. Insultante, diría yo. No se salvaba ni la pobre Pilar López de Ayala, a la que admiro bastante y de la que siempre digo que fue lo mejor que nos dio a conocer «Al salir de clase». Lo sigo manteniendo, pero no pongo nunca esta cinta como ejemplo de su gran trayectoria. De hecho creo que quienes trabajaron en ella deberían quitarla de su filmografía.

Y para poco más da mi nombre, que yo recuerde. Ya me gustaría acordarme de más películas, alguna bonita si fuera posible. Pero no la hay. Si alguno me la apunta, para otro santo las tendré en cuenta.

3 Respuestas a “Silvias de película

  1. Anita Ekberg en La Dolce Vita!! : )

  2. Por una vez tengo que estar de acuerdo con Keko, la Sylvia más grande de película es la de la Dolce Vita!

  3. «En la ciudad de Silvia», ¡qué gran documental sobre Estrasburgo!

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