Por Antonio Golmar
El sábado pasado en Noche de Cine estuvimos comentando Más allá de la duda, la última película de Peter Hyams, un director a quien debemos grandes títulos como Capricornio Uno. Sin embargo, el cineasta es también el autor de un largometraje que en su día fue un fracaso de taquilla pero que con el tiempo se ha convertido en una influyente película de culto que ha inspirado varias obras posteriores.
Atmósfera cero (Outland, 1981), protagonizada por Sean Connery en el papel del sheriff O’Niel, trata de la vida en la colonia minera Con-Am 27, ubicada en la tercera luna de Júpiter. Una extraña cadena de suicidios, 24 en seis meses, llamada la atención del sheriff, quien además descubre que el administrador es también traficante de drogas ilegales. La sustancia aumenta la productividad de los trabajadores, pero les destroza el cerebro.
Para su sorpresa, O’Niel descubre que el Estado no sólo conoce el asunto, sino que lo aprueba, y que los consumidores de la droga ignoran los graves peligros que conlleva el consumo de la anfetamina letal. Ante la complicidad de las autoridades y la pasividad de los trabajadores, el sheriff debe optar entre el silencio o enfrentarse él solo a los asesinos.
A pesar de contar con una producción excelente y un tema bastante de moda en aquellos tiempos (en esos años se publicaron varias novelas de ciencia-ficción ambientadas en bases terrestres en otros planetas), Outland no consiguió el éxito esperado. Quizá la apuesta de Hymans por una historia básicamente humana que prescinde de monstruos (Alien), grandes guerras (La guerra de las galaxias) y que se centra en las flaquezas del ser humano, más que en una visión idílica de la humanidad (Star Trek) y el uso de fórmulas del western fue demasiado arriesgada.
A pesar de todo, Outland me parece un título fundamental que indaga como pocos en la naturaleza humana y que describe de forma perfectamente creíble los mecanismos que con frecuencia convierten al hombre en el mayor enemigo de su propia especie.
Repasando algunas críticas de entonces y de ahora a la película, encuentro un comentario que arroja luz sobre algunas tendencias negativas del cine actual:
Si «Outland» se hiciese hoy, el doctor Lazura habría sido reemplazado por una tía buena, casi ningún personaje tendría más de 40 años y las escenas de acción se multiplicarían por diez, mientras que las de trabajo detectivesco y desarrollo de los personajes se dividirían por la misma cantidad.
Outland es una refrescante alternativa a todo esto, y además no ha perdido un ápice de actualidad, pues las preocupaciones que la motivaron son ahora igual de relevantes que entonces.
Un auténtico «western», tienes toda la razón. Tanto es así, que en realidad su argumento es una puesta al día espacial de «Solo ante el peligro». Y coincido totalmente contigo: es una pequeña joya que merece ser recuperada.