Por Francesca Aldrich
¡¡¡Qué envidia!!! Sí, por primera vez desde que tengo el privilegio de pasar cinco minutos con las estrellas del celuloide, la envidia me ha pegado bocado. Dicen de él que es una de las 40 personas más influyentes de Hollywood; y en no sé qué año, salió en una revista entre las 100 personas que uno debía conocer en Hollywood. Y está entre las 50 personas más inteligentes, otra vez, de Hollywood.
Cuarenta, cincuenta o cien es igual; les digo yo que, una vez hablado con él, es una de las personas que debemos conocer en algún momento si nos gusta esto del cine. Estudió en Sarah Lawrence, y aquí es donde empieza a surgir un leve aire de envidia. No muy conocida, Sarah Lawrence es una universidad en el estado de Nueva York, considerada uno de los centros más importantes para desarrollar un intelecto creativo. Su forma de selección no va necesariamente por nota sino por tu capacidad para ser diferente. Bueno, pues sí, se los voy a confesar: yo fui aceptada y rechacé su oferta, por un amor que hoy ni siquiera pertenece a mi círculo de grandes amigos. Primer error en esta vida, donde no se pueden acumular excesos de decisiones erróneas.
Antes de la entrevista hablamos de la universidad y le confesé mi error y casi se levanta a darme un abrazo. Él más que nadie entendía el terrible cambio de destino que había cometido con esta decisión. Pero claro, teníamos que hablar de otras cosas, no era el momento. J. J. Abrams ha sido el director de Misión: Imposible III, la película más cara nunca hecha. Tiene el mérito ser el mas gastón de Hollywood. La serie Lost fue dirigida por él y todo un éxito de audiencia, y vendió el guión de Forever Young por dos millones de dólares. ¿Se me nota que se me caía la baba? Pues sí, se me caía. Y aún no les he dicho por qué había venido a Madrid, al Santo Mauro de nuevo, pues para hablar de la undécima película de Star Trek, y yo creo que la mejor.
Y se nota que J. J. Abrams era fan de Star Trek desde niño pero no obsesivamente, de hecho me reconoció que le gusta más La guerra de las galaxias pero comprende a la perfección la influencia que ha tenido en nuestra generación. Sí, los dos somos de los años 60 y J. J. Abrams ha conseguido lo que solo consiguen los payasos Aragón en España, mantener una generación fiel a su casa por décadas. No sé si sigue en cartelera la película, con las prisas no he comprado el periódico, pero si no está, les 
recomiendo que la alquilen en DVD, y nunca la bajen ilegalmente de Internet, no es bonito.
Por cierto, J. J. son sus nombres compuestos, Jeffrey y Jacob, muy característicos de la comunidad judía americana. De todas sus actividades (músico, compositor, guionista y director), lo que más le divierte es dirigir y es entendible, ya que de todas las profesiones que maneja, es la más completa y donde puede tocar todos los palos. Me gustas, J. J. Abrams. Espero que vuelvas por Madrid.
Tal vez tenga suerte con él, ya que siendo un ardiente defensor de la teoría socio-filosófica de que estamos todos conectados por seis grados de separación y haber conectado ya con él, en esta tela de araña quién sabe a dónde me puede llevar el camino de J. J. Abrams, en todo caso sólo puede ser bueno. Por fin he tomado una buena decisión.
Y lo dicho, y como nota final, aunque no sepan ni cómo es la nave de Star Trek, ni quiénes son Spock o Kirk, al ser el comienzo de todo, les gustará. Entretiene y funciona (enhorabuena, J. J. Abrams), aun tomando palomitas con M&M’s, mi perdición…
Los críticos de élite no comen palomitas 