Por Nuria Becerro
Hace unos años unas amigas hicieron la típica fiesta de pijamas de chicas y decidimos que esa noche en vez de hablar de chicos íbamos a ver pelis de miedo… y ahí estaba la cinta VHS de La última casa a la izquierda, la del 72 por supuesto. Su madre nos escondió una caja con varias películas, pero esa se le olvidó.
La verdad es que primero empezamos viendo Pretty Woman, que de miedo no tiene nada, pero era para ir calentando motores y después ya nos atrevimos con la estantería donde estában las pocas películas de miedo que la madre de Mónica nos había dejado. Y allí estaba La última casa a la izquierda, que nos hizo gracia sobre todo porque Mónica vivía en la última casa a la izquierda de la urbanización.
Así que nada , empezamos a ver la película y alguna ya se quedó dormida, pero las tres que no podíamos dormir creo que no dormimos en una semana después de verla. Al principio nos entró la risa tonta, más de miedo que de risa, pero era para quitarle hierro al asunto. Alguna quiso cambiar la cinta, pero nos hicimos las fuertes y al final la vimos entera… Ahora venía lo difícil ¿quién se iba a dormir en la última casa a la izquierda después de ver la película?.
Estábamos solas en casa porque sus padres se habían ido de fin de semana y al final nos tocó despertar a todo el mundo y llamar al padre de Marta para que nos viniera a buscar… . Así que esta noche iré al cine llena de prejuicios y malos recuerdos a ver que han hecho con este remake de la original de Wes Craven de 1972.
¡Miedica! Jajaja…la verdad es que que nos des la oportunidad de imaginarte con tu pijama de ositos y coletas de colegiala, muerta de miedo agarrada a un cojín…¡no tiene precio! Pero la pregunta (y el deseo) del millón es: ¿Se pasará el mismo miedo con este remake, o será otra película de miedo mal hecha como las que han llegado últimamente?