Por Beatriz Cebas
Había prometido que mi nuevo post sería uno en respuesta al de las chicas de Miguel Ángel, y que complementaría al de la aceituna de Clara. Sin embargo, he preferido dejar para otro día la sesión de jamón ibérico en forma de actor-chulazo español, y centrarme en la última película que he alquilado en DVD: Closer.
Reconozco no haber visto en el cine la obra de Mike Nichols y que desde su publicación en el 2004 tenía su visionado como un asunto pendiente. Y después de tanto tiempo, el domingo porfin me quité esta espina y vi Closer. El resultado: decepción total.
Si bien es cierto que la película ha sido clasificada por muchos como una obra maestra gracias a sus “intensos” diálogos que ahondan en la complejidad de las relaciones de parejas, nada más lejos de la realidad. Closer es una obra pretenciosa donde las situaciones (que si bien son bastante inverosímiles, es cierto que la realidad siempre supera la ficción) se suceden llevando a los personajes a una vorágine de diálogos basados en el sexo y las mentiras con que basan sus relaciones.
Aunque el adjetivo “engañoso” ya resulte algo maniqueo a la hora de clasificar una película, no se me ocurre una mejor clasificación para hablar de Closer. Es cierto que la interpretación de Natalie Portman es de lo mejor de la cinta, y que el resto de interpretaciones son más que correctas. Sin embargo, los diálogos tramposos entre los personajes estropean cualquier posibilidad de magnetismo e interés que la cinta pudiera tener.
El argumento es el siguiente: Alice (Natalie Portman), una chica algo salvaje de Nueva York, viaja a Londres. Allí conoce casualmente a Daniel (Jude Law) gracias a un accidente de tráfico que ésta sufre debido a un intenso cruce de miradas entre ambos (en fin). Daniel es el típico escritor frustrado con un trabajo muy por debajo de sus posibilidades que cae rendido ante la peculiar vida de la stripper. Y aquí comienza la primera historia de amor. ¿Qué pasa? Que todo se complica cuando aparece Anna, una fotógrafo que Daniel (Julia Roberts) conoce cuando ésta le hace un book de fotos. Cinco minutos más tarde de este primer encuentro profesional entre Anna y Daniel ya surge la fascinación, el deseo y el primer beso entre ellos. Pero la historia no acaba aquí. A este “trío” se le une un cuarto en discordia: Larry (Clive Owen). Anna y Larry se conocen casualmente debido a una broma pesada. Al momento se gustan y acaban casándose. Entre los cuatro surgen exrañas conexiones (mayormente de tensión sexuales) que dejan en entre dicho la fidelidad de la pareja moderna, y el papel de la verdad en ella.
Hasta aquí, el argumento puede sonar interesante pero… ¿de verdad hacen falta esos diálogos? Sinceramente, y por mucha música de Damien Rice que tenga su banda sonora, Closer es una película que no ha logrado emocionarme lo más mínimo ni hacerme sentir identificado con ninguno de los personajes ni situaciones. De hecho, lo que sí sentí fue una enorme incomprensión ante la fama y reconocimiento popular que esta película ha tenido desde su aparición en la gran pantalla. Pero sinceramente, ¿acaso soy la única que piensa que estos diálogos son huecos y que cada palabra pronunciada por alguno de los cuatro personajes resonaba a vacuidad?
La verdad es que es una película que viene de una obra de teatro, y se nota demasiado…
La realidad es que los personajes de esta historia son tan humanos que es normal que el espectador salte entre la identificación y el rechazo, los personajes están bellamente diseñados es solo que me parece que el ego de el ser humano, es lo que supera la realidad, a mi parecer es una historia tan inteligente que logra generar esta controversia… es normal que el mundo espere su final feliz… pero así es la vida…