Por Beatriz Cebas
Rudo y Cursi, o lo que es lo mismo, Diego Luna y Gael García Bernal. Dos cracks del cine mexicano, y por ende, dos actores a los que merece la pena seguir la pista. Después del éxito arrollador de Y tú mama también (2001) con nuestra querida -y por muy parte, muy admirada- Maribel Verdú como mujer descubridora de la sexualidad de los dos personajes protagonistas, los amigos vuelven a trabajar juntos en la gran pantalla. Esta vez vienen de la mano del director novel Carlos Cuarón, aquel que coguionizó la citada cinta anterior junto a su hermano Alfonso, quien además la digirió brillantemente.
El filme nos acerca en clave de comedia la vida de dos hermanos procedentes de un pueblito muy pequeño y pobre de México que, gracias a un golpe de suerte, acaban trasladándose al DF como futbolistas de élite. El éxito inesperado, las grandes cantidades de dinero conseguidas en tan poco tiempo y la inconsciencia de estos dos personajes hacen que las risas del espectador se mezclen con una realidad comparable a todas las partes del mundo.
¿Cuántos casos se han visto a lo largo de la Historia en los que un personaje de origen humilde consigue una fama repentina y, como consecuencia, se vuelve ebrio de poder perdiendo la cabeza? En España se podrían citar unos pocos. En los peores casos, el personaje en cuestión acaba perdiendo todo lo que tiene, y en los mejores, sobrevive honradamente a su propia estupidez. No es así para Rudo y Cursi. El primero pierde la perspectiva debido a su adicción al juego y la coca, y el segundo vive un sentimiento constante de frustración debido a su incapacidad por triunfar como cantante. Precisamente el videoclip que Gael García Bernal graba, “Quiero que me quieras”, es uno de los documentos gráficos más impactantes –a la vez que tronchantes- que he visto últimamente. Como dato, hay que decir que este tema es uno de los más descargados como politono para el móvil en México:
Si a esto le sumas la carga familia de Rudo y el enamoramiento fugaz y pasional de Cursi por una presentador de televisión aficionada a la prensa rosa, todo cobra unos tintes dramáticos que, a su vez, harán que le espectador esboce una amplia sonrisa durante toda la cinta.
Pero Rudo y Cursi es ante todo una película fresca con la que echar una buena tarde. Me hace muy feliz ver que cada vez más, el cine hispano tiene un mayor peso gracias a la calidad de sus historias e interpretaciones. Hace unas semanas hablaba de La Buena Vida, del chileno Andrés Wood, y la semana pasada se estrenó la colombiana Paraíso Travel. Éstos son dos buenos ejemplos que suman el empeño, las ganas, la frescura y la originalidad de un cine que, sin dud,a nos queda mucho más cercano que las grandes superproducciones de EEUU.
Sería muy injusto alabar el cine latino-español únicamente porque estar rodado en nuestra lengua, así como criticar al estadounidense por sistema. Como todos sabemos, el buen cine traspasa fronteras, y esta cinta es un caso de ello. Por eso, aunque Rudo y Cursi no vaya a marcar un antes y un después en la historia del cine, bien merece la pena darle una oportunidad a esta pequeña perlita e ir al cine para disfrutar con ella.
¿A quién quieres más, Bea? ¿A Rudo o a Cursi? 🙂
Está claro MA… ¿tú qué crees?
¡Huy! Pues… no sé, no sé. ¿A Gaelito?
Acertaste! Parece mentir que lo hayas dudado, después de tantos programas juntos, ya deberías saber la perdilección que tengo por este hombre 😉
Excelente película !
PD . Visiten Diario 2011