Por Belén del Hoyo
Buenas noches y buena suerte es un gran film donde el innegable poder de convocatoria de George Clooney se pone al servicio de esta crónica sobre el enfrentamiento que el periodista Edward R. Murrow sostuvo en 1958, a través de su programa en la CBS, con el senador McCarthy, promotor del llamado Comité de Actividades Antiamericanas.
En su segunda incursión tras las cámaras, el actor y director apela al periodismo como cuarto poder e instrumento de denuncia para hacer frente a la supresión de los derechos civiles en virtud de la seguridad.
El guión no busca la épica del Periodismo con oscuras tramas sino que analiza los hechos sin perder la claridad ni la objetividad de lo sucedido, incluso inserta los testimonios gráficos del propio McCarthy. La película está concebida como un buen artículo periodístico. La información se recibe de forma adecuada, y evita alejar al espectador de la emotividad y el sentimentalismo.
George Clooney ha conseguido con esta película editorial de una gran contundencia ideológica, que el periodista de hoy y de otros tiempos se sienta identificado con su trabajo diario. Por otro lado, al espectador puede ver cómo es el verdadero mundo del periodismo y el ambiente de una redacción: entre la intensa actividad que genera la información y la tensión del desafío al poder político. La verdad es que es una propuesta de reflexión y de honestidad, y por lo menos para mí, la mejor película que se ha rodado sobre el papel del periodismo y su compromiso con la verdad aunque he de reconocer que el hecho de que todo el largometraje esté rodado en interiores, acompañado del blanco y negro provoca que algunas escenas resulten pesadas.
Como reflexión personal he de reconocer que el periodismo no es un trabajo fácil pero que es el gran poder de movilización de las masas y es capaz de sacar a la luz cosas inimaginables y de hundir a cualquier persona. Esta película, en su momento, me ayudó a entender por qué me gusta el periodismo.
Os he picado con las películas periodísticas eh!!!! cómo se nota que nos corre por la venas…
¡Ay, qué par de romanticonas…! 🙂
Es que nuestra profesión, aunque a veces no lo parezca, tiene mucho de romántico, ¿qué sería de nosotros sin ideales como estos?